Angel Oscuro...


- Bitácora Espacial -

“ … Y si algún día, te ves reflejada en sus ojos de dragón
y le ofreces la superficie perfecta de tu cuello
recuerda que es real el dolor, real la sangre, porque existe…”

Adriana Díaz Enciso

Agosto de 2005. Era una noche lluviosa de verano, yo tumbada en mi cama, cigarro en mano y una mente nublada por el recuerdo. El humo invade la habitación. Una canción de fondo desgarrándose en lamento: Nao vale la pena. Mi cabeza a punto de estallar. ¿De verdad vale la pena? Busqué entre mis recuerdos, silencio, 'pular de precipicio em precipicio, ossos do oficio'. Exhausta de pensar encontré en mi disco duro mental un archivo que me hizo estremecer: el recuerdo de una vida perdida; era el duro golpe de mirar al presente y luchar con el pasado. De recordar el verdadero motivo de continuar con esta existencia, ¡parece que fue ayer cuando mi vida estaba llena de fantasías, de sueños, de lugares mágicos! No alcancé a terminar de pensar cuando Morfeo visitó mi habitación y me cobijo en sus brazos llenos de esperanzas.
No sé cuanto tiempo transcurrió. ¿Dos horas? ¿Tres horas? ¿Un día? Embriagada por el deja-vú desperté, aún era de noche. Volvió la interrogación: ¿Vale la pena?. Perseguida por el fantasma me incorporé súbitamente y advertí como si una pesada cadena al cuello no me dejara respirar; sentí desfallecer. El ruido ensordecedor de los voces en mi cabeza me obligo a saltar de la cama. Perturbada por el caos me duché y dejé que el agua fría recorriera mi cuerpo erizado por el contacto. Ahí en la coladera dejé que corriera la polución que un día antes me corroía, lenta, arrolladora. ¿Porqué me persigues? Grité sofocada por la culpa— De pronto como una visión recordé el porqué, su imagen volvió. Nunca me dejaría vivir en paz. Nunca hasta cerrar el círculo que yo misma inicié.


Maldije el día en que permití ser tomada en sus brazos, maldije el día en que quise vivir eternamente, maldije su dulce sangre introciendo el elixir de vida en la mía. Hoy solo soy una muerta viviente. Deseé por un momento ser "normal". Disfrutar del dolor carnal. Soñar como lo hacía antes. Temer y pensar en el día en que mi vida acabará en vejez. ¿Porqué no puedo regresar atrás? ¿Porqué suplique por mi vida? Fueron sus ojos: Cry, cry little ángel. Lo odié y me odié a mi misma por dejarme llevar por su  hermosura, por ser tan cobarde. Lo deseaba en secreto y yo misma lo invoqué. Lo atraje siendo la propia carnada. Ilusa, ignoraba que el me tenía en la mira antes de saberlo. No tuve fuerza para impedirlo. Mi dulce amor, te amaba aún antes de nacer en esta vida. He vivido muchas otras y ahora nada tiene sentido. Tu felicidad pende de mi muerte eterna como un hilo. 


¿Porqué permitiste que volviera a llevar todo este dolor dentro mi cuerpo? Yo que amaba la luz no puedo verla mas. Solo alguien como tú pudo introducirne a la oscuridad sabiendo que le temo. ¡No quiero amarte mas!, ¡No quiero seguir con esta lucha interna!.

Mi ángel oscuro, a pesar de que controlas mis pensamientos no sabes que hoy será la última vez que me mires a los ojos. Que sientas mi aliento.

Me dirijo al clóset, tomó mi largo vestido verde de terciopelo raído por el paso del tiempo y me enfundo en él, sí, aún lo conservo. ¿Recuerdas cuando solias decír lo hermosa que me veía vestida así? Hace más de un siglo te gustaba verme sentada a la orilla del río, joven, llena de vida, solía cobijar mis hombros con el largo de mi cabello. Mis pechos erguidos deseaban tus suaves manos. Te acercabas a mí con la delicadeza que solo las flores emanan y tiemblo cuando tus labios rozaban los míos. Ahí estaba yo desmoronándome. ¡Cómo lo deseo! 


Ya es muy tarde. "Volví" a mi fría habitación. El espejo no vomita mi reflejo. Imagino mi silueta. El cepillo de desliza por mi cabello corto, se que añoras los años de mi belleza en todo su esplendor de lo que ahora no queda ni un ápice. Solo el recuerdo y un alma vieja y sombría llena de resentimiento. 

Abró la ventana y retiro las cortinas de un golpe, caen al suelo y aspiro mi última bocanada de aire fresco. Dejo que el viento toque mi cara y me devuelva la fuerza. Me recuesto en la cama. Como fotografías borrosas vuelve el recuerdo de la noche en que bailamos nuestro primer vals. Cuando nada nos importaba mas que ese amor, ¡Si pudiera retroceder el tiempo! La noche transcurre silenciosa. Deseo que la verdadera muerte llegue pronto!. Cierro los ojos. 


La madrugada comienza al llegar con el alba. Oigo el canto de los pájaros como si fuera la primera vez, aspiro el olor de la tierra mojada. ¡Cuánto amaba aquellas sensaciones! Un débil rayo de luz entra por la ventana y comienza a tocar lentamente mi cuerpo quemándolo. Puedo soportar el dolor que se intensifica conforme amanece. Pienso en ti, te  llamo, emerges de la nada. Te postras a mi lado, y ahí estas, tal y como te recordaba; enigmatica personalidad, tu larga y estética figura, tu largo cabello, tus ojos azules como fulgurantes joyas, ¡esa casaca negra te queda tan bien!, hermoso, fuerte, viril y más vivo  con todo lo que me robaste. Ladrón. Ahora, la fortaleza se desmorona y da paso al horror que te paraliza al ver como la luz corrompe mi frágil silueta, deshaciendo postrada ante tus ojos. Gritas un ramo de maldiciones y, justo ahí veo como el ser omnipotente y omnipresente se derrumba. Me tomas en tus brazos la música de fondo parece un lamento— imploras que no parta. 

— Lo siento amor mío, llegas tarde Susurro. 

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